La consejería de Sector Primario y Soberanía Alimentaria organiza el X Concurso Oficial de Mieles, del que saldrá la mejor miel de Gran Canaria entre las 68 presentadas en las categorías claras, ámbar y oscuras, los días 28 y 29 de octubre en el Museo de la Zafra de Santa Lucía de Tirajana.
El panel de catas o miembros del jurado, compuesto por 14 catadores, prevé entregar otros 19 premios entre las muestras de miel multifloral, particularidad de la miel de la Isla, procedentes de 16 municipios.
Este año se ha registrado una merma en cuanto a la participación porque la temporada de recogida de miel, que en Gran Canaria se extiende de junio a octubre, no ha sido buena a causa de las inclemencias del tiempo, de ahí que se hayan recogido alrededor de 100 toneladas, 20 menos que en 2014.
Pese a la incertidumbre que imprimen las condiciones meteorológicas en el sector, las explotaciones apícolas van en aumento, principalmente debido a la incorporación de jóvenes emprendedores que han visto en la apicultura una salida profesional y actualmente hay 300 explotaciones y 9.000 colmenas.
El apicultor debe estar inscrito en el Registro de Explotaciones Ganaderas de Canarias para participar en el Concurso y la muestra debe estar correctamente filtrada, sin signos de fermentación ni defectos organolépticos además de cumplir unos determinados parámetros fisicoquímicos.
Los catadores analizarán en primer lugar el olor, para luego valorar un conjunto de sensaciones en las que entra en juego el sabor, la persistencia de la miel en la boca y el aroma, que conjuga olor y sabor.
El tercer aspecto es la cristalización de la miel, es decir, el tamaño y densidad del grano de azúcar.
Además del concurso, la jornada contempla la realización de catas comentadas así como la degustación de mieles y otros productos.
Gran Canaria Calidad
La consejería de Sector Primario y Soberanía Alimentaria cuenta con un sello de calidad en el que están inscritos 9 productores y está prevista la adhesión de otros dos en los próximos días para lo que se han tenido que someter a estrictos controles de calidad lo que supone una garantía para el consumidor y un valor añadido para el productor.
Los controles que realiza el Cabildo son más exigentes que los que establece la normativa a nivel estatal para conceder el sello de calidad, valga de ejemplo la medición de un componente químico derivado de la fructosa que determina la frescura de la miel y que la normativa española establece en 40 miligramos por kilo mientras que la insular en 25.
